junio 27, 2009

RIMA LXXIII - Gustavo Adolfo Bécquer


“...de la pobre niña a veces me acuerdo.”
G. A. Bécquer

Cerraron sus ojos
que aún tenía abiertos,
taparon su cara
con un blanco lienzo,
y unos sollozando,
otros en silencio,
de la triste alcoba
todos se salieron.

La luz que en un vaso
ardía en el suelo,
al muro arrojaba
la sombra del lecho;
y entre aquella sombra
veíase a intervalos
dibujarse rígida
la forma del cuerpo.

Despertaba el día,
y, a su albor primero,
con sus mil ruidos
despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
de vida y misterio,
de luz y tinieblas,
yo pensé un momento:

—¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

De la casa, en hombros,
lleváronla al templo
y en una capilla
dejaron el féretro.
Allí rodearon
sus pálidos restos
de amarillas velas
y de paños negros.

Al dar de las Ánimas
el toque postrero,
acabó una vieja
sus últimos rezos,
cruzó la ancha nave,
las puertas gimieron,
y el santo recinto
quedóse desierto.

De un reloj se oía
compasado el péndulo,
y de algunos cirios
el chisporroteo.
Tan medroso y triste,
tan oscuro y yerto
todo se encontraba
que pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

De la alta campana
la lengua de hierro
le dio volteando
su adiós lastimero.
El luto en las ropas,
amigos y deudos
cruzaron en fila
formando el cortejo.

Del último asilo,
oscuro y estrecho,
abrió la piqueta
el nicho a un extremo.
Allí la acostaron,
tapiáronle luego,
y con un saludo
despidióse el duelo.

La piqueta al hombro
el sepulturero,
cantando entre dientes,
se perdió a lo lejos.
La noche se entraba,
el sol se había puesto:
perdido en las sombras
yo pensé un momento:

¡Dios mío, qué solos
se quedan los muertos!

*

En las largas noches
del helado invierno,
cuando las maderas
crujir hace el viento
y azota los vidrios
el fuerte aguacero,
de la pobre niña
a veces me acuerdo.

Allí cae la lluvia
con un son eterno;
allí la combate
el soplo del cierzo.
Del húmedo muro
tendida en el hueco,
¡acaso de frío
se hielan sus huesos...!

*

¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es sin espíritu,
podredumbre y cieno?
No sé; pero hay algo
que explicar no puedo,
algo que repugna
aunque es fuerza hacerlo,

el dejar tan tristes,
¡tan solos los muertos!



                                                   Gustavo Adolfo Bécquer (1836 – 1870)

junio 26, 2009

ODA XII A FELIPE RUIZ - Fray Luis de León

.

¿Qué vale cuanto vee,
do nace y do se pone, el sol luciente,
lo que el Indio posee,
lo que da el claro Oriente
con todo lo que afana la vil gente?

El uno, mientras cura
dejar rico descanso a su heredero,
vive en pobreza dura
y perdona al dinero
y contra sí se muestra crudo y fiero;

el otro, que sediento
anhela al señorío, sirve ciego
y, por subir su asiento,
abájase a vil ruego
y de la libertad va haciendo entrego.

Quien de dos claros ojos
y de un cabello de oro se enamora,
compra con mil enojos
una menguada hora,
un gozo breve que sin fin se llora.

Dichoso el que se mide,
Felipe, y de la vida el gozo bueno
a sí solo lo pide,
y mira como ajeno
aquello que no está dentro en su seno.

Si resplandece el día,
si Éolo su reino turba, ensaña,
el rostro no varía
y, si la alta montaña
encima le viniere, no le daña.

Bien como la ñudosa
carrasca, en alto risco desmochada
con hacha poderosa,
del ser despedazada
del hierro torna rica y esforzada;

querrás hundille y crece
mayor que de primero y, si porfía
la lucha, más florece
y firme al suelo invía
al que por vencedor ya se tenía.

Esento a todo cuanto
presume la fortuna, sosegado
está y libre de espanto
ante el tirano airado,
de hierro, de crueza y fuego armado;

«El fuego —dice— enciende;
aguza el hierro crudo, rompe y llega
y, si me hallares, prende
y da a tu hambre ciega
su cebo deseado, y la sosiega;

¿qué estás? ¿no ves el pecho
desnudo, flaco, abierto? ¿Oh, no te cabe
en puño tan estrecho
el corazón, que sabe
cerrar cielos y tierra con su llave?;

ahonda más adentro;
desvuelva las entrañas el insano
puñal; penetra al centro;
mas es trabajo vano,
jamás me alcanzará tu corta mano.

Rompiste mi cadena,
ardiendo por prenderme: al gran consuelo
subido he por tu pena;
ya suelto encumbro el vuelo,
traspaso sobre el aire, huello el cielo.»




Fray Luis de León (1527 – 1591)
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junio 25, 2009

NO, MÚSICA TENAZ - Reinaldo Arenas

¡No, música tenaz, me hables del cielo!,
donde es obligación cavar la tierra.
No creo que exista tal consuelo
donde sólo es vivir perenne guerra.

Pues quien del horror ya corrió el velo
sabe que sólo horror el mundo encierra.
Inútil es tu canto, ardor y celo:
oigo la última puerta que se cierra.

Y es tanto el estupor de ese chasquido
que la voz más audaz ya se resiente
a su ruido seco, su mortal estruendo,

y hasta el más musical de los sonidos
ante tal algarabía de batientes
su rumor también va enmudeciendo.



Reinaldo Arenas
(Aguas Claras, Cuba, 16/07/1943 — Nueva York, U.S.A., 07/12/1990)

junio 21, 2009

CACHO DE BUENOS AIRES

Por esa puta costumbre
de andar haciéndome el vivo,
el que se las sabe todas
y todas las ha vivido.
El que tuvo mil amores
llorando sobre su almohada.
Por esa puta costumbre,
¡al final no tengo nada!

Por esa puta costumbre
de regalar carcajadas,
para mostrarle a la gente
que nunca lloro por nada.
Inventando mil historias
para deslumbrar amigos.
Por esa puta costumbre,
¡cuántas cosas he perdido!

Soy Cacho de Buenos Aires
y no hay farol que me alumbre.
¡Mi gran amor lo perdí
por esa puta costumbre!
¡Soy cacho de Buenos Aires
y tengo un sueño escondido,
cantar igual que Gardel!

Por esa puta costumbre
de hacerme el galán de moda,
tomando whisky sin hielo,… saber,
saber que es mala la droga.
Cantor que canta al amor,
de tanto amor se confunde,
y se queda sin amor,
¡por esa puta costumbre!

Soy Cacho de Buenos Aires
y no hay farol que me alumbre.
¡Mi gran amor lo perdí
por esa puta costumbre!
¡Soy cacho de Buenos Aires
y tengo un sueño escondido,
cantar igual que Gardel!...

¡”Mi Buenos Aires querido”,
antes del amanecer,
voy a entoldarte las calles
por si volviera Gardel!



Cacho Castaña
Escuchar y ver del recital en Luna Park 2008
.

junio 16, 2009

LA MARIPOSA Y MI ROSA - Isabel Ramírez Carreón



Bella y frágil mariposa
que vuelas de flor en flor,
ven a visitar mi rosa,
liba su dulce sabor.

Si le dices que su miel
es un néctar delicioso,
olvidará que al clavel
le resulta empalagoso.

Mi flor es muy vanidosa,
se embellecerá a tu arrullo.
Si tu aleteo la roza,
la hará sentirse capullo.

Descansa pues del revuelo
en sus pétalos de nieve,
y exhalará lo que anhelo:
Su fragancia, rica y leve.

Y si quieres compensarla
de su pródigo presente,
sólo regresa a libarla,
verás que luce sonriente.

Adiós, mariposa hermosa.
¡Nunca olvides a mi rosa!

16/06/09

junio 13, 2009

ENDECHAS

Parióme mi madre
una noche escura,
cubrióme de luto,
faltome ventura.

Cuando yo nascí,
era hora menguada,
ni perro se oía,
ni gallo cantaba.

Ni gallo cantaba,
ni perro se oía,
sino mi ventura
que me maldecía.

Apartaos de mí,
bien afortunados,
que de sólo verme,
seréi desdichados.

Dixeron mis hados,
cuando fui nascido,
si damas amase
fuese aborrecido.

Fui engendrado
en signo nocturno,
reinaba Saturno
en curso menguado.

Mi lecho y la cuna
es la dura tierra;
crióme una perra,
mujer no, ninguna.

Muriendo, mi madre,
con voz de tristura,
púsome por nombre
hijo sin ventura.

Cupido enojado
con sus sofraganos
el arco en las manos
me tiene encarado.

Sobróme el amor
de vuestra hermosura,
sobróme el dolor,
faltóme ventura.


(popular de la poesía castellana)