Poema del día 1 de Julio de 2014
Miro
objetos y veo tus ojos;
escucho
violines en un atardecer de sombras
a
la espera de abordar el tren de las seis.
Y
me hacen crecer las ganas de volver a verte,
de
sentir tu mano sobre mi rodilla entumecida
y renuente a hacerme caminar.
y renuente a hacerme caminar.
En
mi espalda surge
una montaña de hueso
que sobresale hasta la puesta del sol.
una montaña de hueso
que sobresale hasta la puesta del sol.
Entonces
recuerdo que yo era aquella,
la
misma que provocó tu temblor,
que
te hizo el amor sin que te dieras cuenta
mil
veces en cuatro tiempos dos compases y seis silencios.
Mi
cerebro podrá confundirme,
olvidar
"cierto" día, pero ¿olvidarte a ti?
¡Jamás!
Ni tus ojos ni tu boca, Corazón Mío.
Silenciándome
intento escribirte mis versos
deseando
que se prendan de tu boca
y
se cuelguen de tus pestañas…
¡Ah,…
cuánto te quiero!
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