No vivo, sino que ¡sueño
mi transcurrir por la vida!
Soy sueño de un genocida
que con sueños nos convida
a todos a ¡ser su sueño!
No vivo, sino que encuentro
mi alimento en el regazo
¡de vidas que despedazo
y familias que destruyo!
No vivo, sino que ¡huyo
de la vida a cada paso!
Mañana será otro día,
y acaso cuando mi juicio
pueda alegar desperdicio,
ignorancia y sinsentido...
¡Mañana no habrá en mí olvido!
¡Y ya no tendré abogados!
Mañana, acaso pasado,
sólo frente a mí, el abismo...
Ese día, ¡te lo ruego!
¡No te alejes! ¡Ten piedad!
Ese día, ¡no se mueran!
¡No me dejen aquí solo!
Ese día, ¡sepan todos
que antes de matar morí!
Que no fui yo, sino "ellos",
¡me tomaron y asfixiaron!
Por Cristo Crucificado,
ese día,
¡hablen por mí!...
“Antares del Este”
(M. L. B.)
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