Hoy te esperaron mis labios,
planearon todo el día,
darte a tu llegada un beso apasionado.
Tú, llegaste
pero sólo les diste
un beso fatigado.
Por la noche, rodeada de silencios
te vi dormido a mi lado.
Entonces pregunté a las paredes
de nuestra habitación:
¿A dónde se fue el amor
lo saben ustedes?
Tú, puerta ¿acaso te abriste para que saliera?
Y la puerta me respondió:
“No, por aquí nunca entró...”
María Ayala
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